
Dos víctimas más de los accidentes laborales que el año pasado acabaron con la vida de 84 personas en Galicia y provocaron heridas a otras 40.252. En el conjunto de España 737 trabajadores y trabajadoras encontraron la muerte en su trabajo mientras que 627.139 resultaron heridos. Unas cifras terribles, porque detrás de cada una hay un drama personal y familiar; vidas perdidas, vidas rotas y un enorme rastro de dolor en el entorno familiar y social de las víctimas.
Es cierto que en los últimos años el número de accidentes se ha reducido de forma significativa. Por un lado los acuerdos entre Gobierno, empresas y sindicatos que han implantado desde cambios en las normas legales hasta la aplicación de planes de prevención en las empresas. Por otro, la crisis económica ha provocado la reducción del número de personas que trabajan, en especial en la construcción y la industria, que son los sectores con mayores riesgos de siniestralidad laboral.
Pero aun con la reducción, España sigue estando entre los países desarrollados con peores datos de salud laboral y seguridad en el trabajo, tanto en accidentes como en enfermedades profesionales.
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